Favores inútiles [Brian & Naike]

¿Hace cuántos días estaba ahí? Ni idea, había perdido la noción del tiempo en cuánto entro en ese lugar, claro, tampoco es que le interesara pues no había una forma de salir del lugar en el que se encontraba. Carraspeó por lo bajo, cerrando el libro que se encontraba leyendo, estaba aburrida, demasiado - Será mejor andar por los alrededores - Pensó y se puso de pie decidida, caminando hacia la puerta y girando la perilla de la puerta, hacia tiempo que no salía del cuarto pues prefería no ver la cara del idiota engreído con el que se encontraba viviendo.

Tras abrir la puerta se encontró de cara con una de las sirvientes de la mansión - ¿Saldrá? - Indagó la señora, Naike rió lo bajo - Como si pudiera - Contestó y siguió su camino, depositó las manos en los bolsillos de la chamarra verde que llevaba puesta ese día, por alguna razón tenía algo de frío, o quizá era el frío que suele provocar la soledad lentamente. Suspiró, acomodándose los lentes de lectura que llevaba puestos y haciendo a un lado el flequillo que cubría su visión.

Sus pasos se detuvieran al mirar a un hombre en los pasillos, un hombre de cabellos blancos - Oh, y ahora es cuando alucinas, Ohashi - Sonrió un poco y dejándose llevar por su instinto o su estupidez, según se vea, camino hasta el muchacho, decidida completamente a convencerse a ella misma que la soledad no estaba haciendo estragos en su interior y ahora alucinaba con aquel chico que había conocido años atrás - ¿Brian? - Devolvió la pregunta en cuánto oyó su nombre. El gesto del chico provocó que saltara ligeramente sorprendida por la manera en la que la agarró y por como la miró - Pues - Suspiró - Arnold se enteró de mi sangre - Resumió - Soy parte de la linda colección de cosas raras que el tipo tiene acá - Ladeó la cabeza de lado a lado y ahora era ella quién lo miró a los ojos y acortó la distancia aún más - ¿Y tú? - Preguntó aunque estaba casi segura de la respuesta, era uno de esas armas que tanto murmuraban las sirvientas - No...Brian no es así... - Pensó, esperando la respuesta del chico.

"No importa" dice provocando un suspiró por parte de la chica, claro que le importaba, claro que quería saber porque estaba allí pero lo dejaría para después, no quería comenzar a discutir por un simple tema, así que solo se limitó a corresponder el abrazo, sintiendo la calidez del chico mientras su mente analizaba todo, el punto es que ahora ellos dos estaban encarcelados por el tipejo que se hacía llamar Arnold y que tal vez, entre los dos podrían salir de aquél lugar de alguna forma u otra, si, algún día lo harían.

El tacto de Brian sacó a Naike de sus pensamientos, la chica esbozó una sonrisa - Me halagas - Un leve sonrojo se hizo visible en las mejillas de la muchacha - Tú sabes como alegrarme también - Naike miró hacia otro lado, evitando el contacto visual con Brian, eso solo la sonrojaría más de lo que debería y el muchacho se daría cuenta de ello, cosa que obviamente, no quería - Jh, lo mismo digo - Volteó a verlo por un momento pero eso basto para que la mirada de Brian fuera ahora más seria - ¿Dije algo? - Se preguntó mentalmente pero la duda fue resuelta un segundo después. La advertencia de Brian, si bien, estaba hecha con la mejor de las intenciones hicieron que Naike solo suspirara.

Nunca creería en ese tipo de basura - Comenzó, pensando en lo siguiente que iba a decir - Sé que clase de tipejo es y cuánta es mi suerte de no estar en el "pozo" - Calló, realmente no sabía que era lo que Arnold denominaba el "pozo" pero no sonaba a un lugar con arcoiris y ponis de colores bailando el Bad Apple. Naike se encogió de hombros levemente - No tengo ni idea de que sea eso, a decir verdad, ni la más mínima y no quiero saberlo - Admitió, dejando ver la frustración que le causaba no conocerlo - Él lo dice con una sonrisa que me da escalofríos, las sirvientas lo murmuran entre ellas pero aún así no me entero - Suspiró - El punto es que no confiaré en él - Sonrió un poco.

Frunció el entrecejo al darse cuenta que el chico tampoco sabía lo que era aquel pozo o no había prestado demasiada atención a sus palabras o quizá no las tomo muy en cuenta pero terminó por volver a su expresión normal al escuchar el comentario de Brian - Eso parece - Esbozó una leve sonrisa, el terminó "Mansión de Locos" de verdad que le quedaba a aquella casa de la que se había vuelto prisionera - Oye - Se quejó al sentir como todo el pelo se le alborotaba y la diadema que llevaba se movía - Me ha costado - Bromeó y en cuestión de segundos y unos manoteos terminó por ordenar su cabello a como estaba segundos atrás.

¿Hm? - Siguió con la mirada al chico al ver como se acercaba a la ventana, y pudo ver el atardecer, con un color que no era de su agrado, rojizo como la sangre y todo ello le recordaba a la infección de Harrisburg, apartó la mirada, sin romper el silencio que se había propagado tan pronto entre los dos, no quería arruinar el momento. Era hasta cierto punto tranquilizante pero todo lo mágico termina por llegar a su fin, la voz de Brian llenó su oídos, lo que la hizo voltear - ¿Ocurre algo? - Preguntó con un tono de voz más tranquilo del que normalmente usaba, quizá también mas ansioso. Finalmente el chico soltó las amargas palabras, las que Naike hubiera dado todo por no oír o porque el chico se soltará a reír y dijera que era el 28 de Diciembre pero eso no ocurriría, no lo haría.


Más silencio, incluso después de la confesión que Brian hizo lo hubo, la mente de la chica trataba de procesar la información, había sido un golpe directo. Un asesino. Brian era un puto asesino. Asesinó gente porque el imbécil de Arnold se lo ordeno. Respiró hondo, una y otra vez, apretó los dientes y su puño, trataba de aguantar el sentimiento de llorar que de golpe sintió, no sabía que decir, las palabras se golpeaban en su mente para ser las primeras y al final, todo salió de golpe - Entonces...¿Estás dejando que Arnold te manipule? - Escupió las palabras con algo de resentimiento - Dejas que te vuelva su perro...¿Por qué? - No se atrevía a mirarlo, ni lo haría, no quería que la viera a punto de llorar aunque en el tono de sus palabras se notaba el sentimiento. No terminaba de entender porque el chico se dejaba manejar, ¿Era tan difícil parar a Arnold? O ¿Había algo más? - Tsk...- Bufó y se quedó callada.