Well, my girl is in the next room ~ [Privado - Iri]

Una puerta, una sola pieza de madera gruesa era lo único que los separaba, Irisviel von Einzbern, la chica que había abrazado y descongelado el corazón de hielo de Kiritsugu estaba en la siguiente habitación, posiblemente durmiendo, posiblemente viendo televisión o simplemente viendo el techo, él no lo sabía, únicamente sabía que estaba hecho un manojo de nervios como cada vez que la volvía a ver, aún si su felicidad y esos nervios fueran efímeros nunca podía acostumbrarse a esos sentimientos, la máquina de matar que era Emiya Kiritsugu no era más que un gatito indefenso frente a la peliblanca, era un hecho, uno que pocos podrán creer a pesar de que saliera de los labios del hombre enamorado, a pesar de que se los jurara seguramente lo tomarían a loco o que están hablando de otro Kiritsugu. Pero ella lo sabía, ella y él era un cómplices, ambos sabían como se ponía él cuando la veia, ella sabia que era su debilidad o al menos eso pensaba el chico ya que no era muy bueno ocultando sus sentimientos frente a ella.

Pero aquellas divagaciones mentales no importan, solo importan las acciones que haría el a continuación, completar la misión por la cuál estaba ahí, era un fecha importante, una que no se perdería aún si le ofrecieran el mundo entero como pago por trabajar ese día, nunca lo haría, era su fecha más especial, la que guardaba con recelo en el fondo de su corazón, aquella que en el calendario la gente señala con círculos y flechas y corazoncitos a cada esquina del cuadro que tenía el número y que cuando llegaba, luego de tachar X número de cuadritos, las niñas enamoradas gritaban como si se enteraran que Edward Cullen iba a hacer su acto de fairy queen en plena calle, solo para ellas. ¿Cuál era esa fecha? Un aniversario, claro que sí, el aniversario de haber conocido a la Einzbern, algo que quizá mucha gente considere bastante tonto, es decir, no muchas personas celebran los aniversarios por conocerse, otros ni los recuerdan pero para él era diferente, Iri - Como solía llamarla de cariño - había cambiado su vida, ella se había vuelto su razón para seguir adelante, le había dado un significado a su vida.

Kiritsugu hecho un vistazo al espejo que había en el corredor donde se encontraba, uno bastante amplio que daba lugar a varias puertas que llevaban a las habitaciones del castillo Einzbern, miró su cara, se notaba que estaba nervioso, sonrojado, se notaba que el hombre estaba enamorado - Si alguien te viera así, no creería que es por una chica - Se dijo aún con sus ojos negros mirando el espejo. Acomodo su cabello, su corbata, su traje y respiro hondo en un intento vano de tranquilizarse y entonces, aún más nervioso, agarro la caja de regalos que llevaba para ella y toco la puerta, uno, dos, tres golpes - ¿Iri? - Pronunció su nombre en forma de pregunta aunque sabia que ella estaba allí, solo para que supiera que era él quien la llamaba. Otra vez respiró hondo y cuando ella abriera la puerta, estiraría sus manos con la bolsa de regalo, la cuál contenía un oso con una caja de chocolates dentro, era un oso blanco porque ese color le recordaba al cabello de Irisviel aunque a Kiritsugu todo le recordaba a Irisviel, y tras darselo, con un poco menos de nervios, se apresuraría a decir - Feliz aniversario de conocernos - Tras aquello la miraría con una sonrisa.