Un Descenso A La Locura [Privado]

El amino se hace eternamente largo incluso para alguien que está acostumbrado a correr tan rápido y tan seguido como él, al punto en el que finalmente decide lanzarse al suelo boca abajo y quedarse muy quieto.
Su corazón palpita muy fuerte y a un ritmo muy veloz, lo puede notar bombeando sobre el suelo, en sus orejas, en su pecho en sus manos, es mas consciente ahora de ello.
El recuerdo de aquella pelea y la visión que tuvo entonces lo atormenta ahora, no deja de pensar, su mirada sigue atónita perdida en la nada.
-Hasta donde va a llegar esta locura?...-Dice en voz alta aunque sabe que nadie le escucha y quizás por eso es por lo que lo dice, poco a poco sus manos se van aferrando a la tierra, cierra los puños arrastrándola dentro de estos y después golpea con estos el suelo para levantar el cuerpo y quedar sobre sus rodillas.
-Acabaré como él?...Que nos diferencia?...-Echa el cuerpo hacía atrás y extiende los brazos mirando al cielo pero con los ojos cerrados.

Tras encorvar el cuerpo de nuevo mira sus manos llenas de tierra pero solo ve sangre, y el río se extiende a su alrededor por todo el bosque. Parpadea y ladea la cabeza esperando que no sea mas que una ilusión y eso parece que ha sido. Pone un pié en firme y luego se levanta del todo.
"Si no soy capaz de controlarme a mi mismo es mejor que no vuelva aún, debo ser capaz de enfrentar la realidad o terminaré por hacerle daño a cuantos me rodean..."
Camina y camina sin rumbo alguno, tiene hambre, tiene sed, y sobretodo el síndrome de abstinencia le tiemblan las manos y cada vez se siente mas mareado.
Termina por caer junto a un árbol y se hace un ovillo, empieza a mecerse involuntariamente tratando de mantener la calma, el sudo conjunto al frío no le están sentando nada bien tampoco.
-No es real...No es real....¡No es real!-Grita para quedar tras ello en un completo silencio que solo es roto por el propio sonido de la naturaleza. Se vuelve a levantar y sigue caminando adentrándose cada vez mas y mas en el bosque, el sonido de un arroyo es lo que le sirve como punto de destino.
-mal..-Tose y cada vez lo hace forma mas violenta-...Maldición...-Se apoya contra uno de los árboles que encuentra en el camino, todo el bosque está repleto de estos, altos gruesos y abundantes. La hierba a su alrededor es abundante y ha crecido alta, pero a tramos es solo tierra y piedra.
-¿Te crees mejor que nosotros?-La voz de Ginjo hace que se de la vuelta de golpe esta vez, lo hace apoyando todo el peso en su pierna izquierda y al mirar hacía atrás traza un arco circular con su pierna derecha con la intención de golpear su cabeza, pero cuando el golpe se pierde en el aire y trastabilla fijándose en el propio vacío del alrededor es cuando empieza a respirar mas agitado.
[color=orange]-¡Soy mucho mejor!-Grita desesperado y empieza a correr en círculos, sabe que no va a encontrar nada pero aun así lo hace, finalmente llega a subirse al trote a una de las rocas para observar el pequeño arroyo, algún afluente ha dejado caer un riachuelo que al encallarse sobre las rocas cae como una pequeña cascada en una elevación erosionada y rodeada de árboles formando un estaque pequeño e imperfecto.
[color=orange]-Agua...-Dice desesperado y se arranca la camisa echándose agua por encima del cuerpo y agrupándola en sus manos para beber al punto de atragantarse por el ansia con la que lo hace.

-Oh vamos...-Se gira propinando un codazo al aire al mover sus pies en 180 grados para golpear a quien está a su espalda pero de nuevo no encuentra a nadie, da unos pasos hacía delante buscando, pero solo le acompaña el ruido del ambiente y la carga de saber que se está volviendo loco.
-No puedes estar hablando en serio...-salta dándose la vuelta de nuevo en 180 grados para patear en horizontal la cabeza de quien le habla pero vuelve a quedar un golpe en el vacío y al caer al suelo no le queda otra que apoyarse contra las piedras del alrededor del estanque para no caer al suelo o estrellarse contra estas.
-Tu y yo sabemos la verdad...-Abre los ojos para ver el reflejo de alguien en el estanque, lo reconocer al instante y esta vez se da la vuelta sin más, no hay nadie solo él en la inmensidad de la naturaleza.
-¡¿Que demonios quieres de mí!?-Se agarra la cabeza y cae de rodillas entre quejidos, se deja caer totalmente agotado, llegado el punto y sin poder evitarlo cae dormido.